Su nombre proviene de la deidad azteza Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Fue el animal volador más grande que ha existido. Tenía más envergadura que un avión pequeño y una altura similar a la de una jirafa. Pese a su monstruoso tamaño, no pesaba mucho y eso es debido al complejo sistema de sacos aéreos del interior de sus huesos. Iniciaba su vuelo con un poderoso salto de más de 3m de altura y lograba alcanzar una velocidad máxima de 88Km/h.
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